Por Juan Carlos Trichet
Recuperamos El almuerzo desnudo, de William Burroughs. No necesitamos un motivo. Pues sin duda es una de las obras más icónicas de la Beat Generation. Extremadamente Beatnik, El almuerzo desnudo, desnuda los complejos de una sociedad desde la extravagancia y al excentricidad de uno de los autores postmodernos más difíciles de entender. Huido de la justicia tras asesinar a su esposa, sobornando a las autoridades mexicanas donde tuvo lugar el incidente, William Burroughs desarrolló al Agente Lee para la historia. Y El almuerzo desnudo fue el espacio en el que Burroughs exorcizaría sus fantasmas y sus tormentos desde una fuga tan urgente como necesaria.
David Cronenberg recupería El almuerzo desnudo en 1991, ambientándola en el no lugar de Interzona, en una película tan extravagante, bizarra y excéntrica como la novela que le dio su origen, como el autor que la imaginó en una huida hacia delante.
“Sólo hay una cosa de la que puede escribir un escritor: lo que está ante sus sentidos en el momento de escribir… Soy un aparato para grabar… No pretendo imponer ‘relato’, ‘argumento’, ‘continuidad’ (…) No pretendo entretener”.
William Burroughs es una de las figuras más transgresoras e inclasificables de la literatura universal que emergió en la sociedad norteamericana de su tiempo como un escritor revolucionario poseído por la genialidad. Sus libros vibran en una turbulencia desmedida, casi apocalíptica , engendrada por el heroísmo elemental de la supervivencia y la verdad descarnada . William Burroughs poseía un desenfrenado aparato psíquico, una mente en combustión, destinada a imaginar las posibilidades que la vida tiene de convertirse en una explosión de fulgor, y caos, y sangre. Nació en Saint Louis (Missouri), y terminó sus estudios en la Universidad de Harvard en 1936. Durante un breve periodo estudió medicina en Viena y antropología de nuevo en Harvard.
William Burroughs desempeñó diversos oficios y pasó un tiempo en el Ejército antes de establecerse en Nueva York, en 1943. En 1944 conoció a Allen Ginsberg y Jack Kerouac, con quienes colaboró en la fundación del movimiento literario conocido como Beat Generation. En esta misma ciudad conoció a Joan Vollmer Adams, con quien contrajo matrimonio civil. Las amistades de Burroughs, su adicción a las drogas y la muerte accidental de su mujer en 1951, configuraron sus primeros escritos literarios. En 1949 abandonó su país y llevó una vida de artista exiliado en México, Tánger, París y Londres. Regresó a Nueva York en 1974 y en 1981 se estableció en Lawrence (Kansas).
La crítica literaria considera a William Burroughs como un renovador incansable del lenguaje narrativo, especialmente por su experimentación con las normas sintácticas y semánticas. William Burroughs sostenía que el lenguaje y sus reglas son un “virus” que habita en la mente y es necesario erradicarlo, trastocando el lenguaje y la sintaxis. Para ello aplicó la técnica cut-up (que su amigo Brion Gysin retomó de Tristan Tzara) consistente en cortar aleatoriamente un texto y reconstruirlo, alterando el discurso aunque no necesariamente el sentido. Su meta, decía, era “curarnos de nuestra adicción a imágenes y sintaxis pre-formuladas, y ampliar nuestra gama de conciencia lingüística”.
En ocasiones sus textos resultan un tanto enrevesados en su excesiva imaginería, muy poética: como un océano inconmensurable de metáforas brillantes enlazadas con maestría en imágenes que se suceden una tras otra, con un ritmo frenético, voluptuoso y onírico.
El almuerzo desnudo.
El almuerzo desnudo se basa, según William Burroughs, en una serie de manuscritos que elaboró durante varios años de adicción a diversas drogas. Tras internarse en una clínica y desintoxicarse descubrió este material (que no recordaba haber escrito), el cual editó y publicó en 1959. Considerada en extremo controversial y obscena, en Estados Unidos esta obra fue objeto de censura, secuestro editorial y un juicio. En 1962 la editorial Grove Press (que defendía la libertad de expresión artística con obras como El amante de Lady Chatterley, de D.H. Lawrence, Trópico de Cáncer, de Henry Miller, y Lolita, de Vladimir Nabokov) compró los derechos de El almuerzo desnudo a Olympia Press, la imprimió y vendió 15 mil ejemplares en sólo cuatro meses hasta que un librero de Boston fue arrestado y los libros fueron confiscados por contrariar “las buenas costumbres” estadounidenses. El juicio contra la obra concluyó en 1965, con la prohibición de su venta en Massachussets por “obscena”. La sentencia fue anulada en 1966 por la Suprema Corte de Justicia del estado. Este es un libro sobre la droga: heroína, morfina, opio, marihuana, cocaína y todos los derivados imaginables. Se habla mucho, claro, de la vida en el submundo yonqui: los trapicheos, los engaños, las mejores técnicas para drogarse, los peores efectos secundarios imaginables. Pero también se habla de sexo: sexo en todas sus formas, pero sobre todo sexo homosexual, violento, comprado, indeseado. Y también de política, y de medicina, y de filosofía, y de opresión, y de la guerra, y de la vida y de la muerte. Es un libro escrito por un yonqui durante su etapa de adicción sin embargo, el autor tampoco pretende aleccionar. Lo deja claro en la introducción:
“Los drogadictos son enfermos que no pueden actuar más que como actúan. Un perro rabioso no puede sino morder (…) La droga produce el álgebra de la necesidad (…) El drogadicto es un hombre con una necesidad absoluta de droga. A partir de cierta frecuencia, la necesidad no conoce límite ni control alguno. Estás dispuesto a mentir, engañar, denunciar a tus amigos, robar, hacer lo que sea para satisfacer esa necesidad total, de posesión total, imposibilitado para hacer cualquier otra cosa”. (El almuerzo desnudo)
En 1991 David Cronenberg emprendió la titánica labor de realizar una adaptación cinematográfica de El almuerzo desnudo. La mítica novela de Burroughs parecía difícil de trasladar a la pantalla grande, pero David Cronenberg llevó a cabo la tarea con el protagonismo de Peter Weller, Judy Davis, Julian Sands, Rog Steiger y Ian Holm.
En la versión cinematográfica de El almuerzo desnudo, Cronenberg también narra acontecimientos biográficos del escritor, como el incidente con su mujer que le costó la vida a esta última. Cronenberg era muy consciente de que era imposible adaptar al pie de la letra la novela original. Su estructura y alcance visual, temático y formal la incapacitaba para ser adaptada tal cual estaba transcrita en la página. En primer lugar, porque la propia novela es un delirio lúcido, con segmentos tan aislados como complementarios, que reverberan de la misma manera que colisionan. O como la describía en sus propias palabras William Burroughs: “Este libro se derrama por la página en todas direcciones, caleidoscopio de perspectivas, popurrí de sintonías y ruidos de la calle, pedos, disturbios sociales y el golpe brusco de las cerraduras de los comercios”. Por ello, Cronenberg elige y selecciona fragmentos, conceptos, imágenes e ideas de la obra original, sumándole a esta, retazos biográficos del propio autor. A la obra original, Cronenberg le aporta una estructura narrativa de aparente inicio, nudo y desenlace que se descubre en su visionado completo como trampantojo formal y narrativo, ya que bajo la supuesta narrativa convencional se esconde un ejercicio cercano a trabajos cinematográficos salidos del nouveau roman francés, en concreto la obra de Allan Robbe-Grillet y especialmente La inmortal (1963) y Trans-Europe Express (1967).
El 2 de agosto de 1997 , el genio revolucionario cuya brillantez desmoronó todo para reconstruirlo todo a través de un prisma de colores desgarrados y luces nuevas, falleció en Kansas, Estados Unidos. Su legado pervive, renovado e insurrecto en las entrañas de la Nueva generación beat.