De origen cubano y nacida en Las Palmas de Gran Canaria, reside desde 1995 en Berlín, ciudad donde desarrolla su carrera artística y donde ha mostrado gran parte de su obra en diversas instituciones y galerías. Aunque, realmente, ha pasado gran parte de su vida recorriendo y viviendo en diferentes partes del mundo como Copenhague, Roma, París, Buenos Aires o Sibiu.
Recién llegada de exponer dos piezas artísticas en la ‘6. Ural Industrial Bienal’ en Yekaterinburg, Rusia, su rumbo se dirige a Grecia para participar en ‘Her Data’, una muestra de grupo que presentará en Atenas a la vez que prepara otro espacio artístico en la Fundación Botín. Sus próximos proyectos cargados de pura emoción y sentimentalismo, estarán disponibles a partir de enero en el SCCA en Tamale, Ghana, junto a Isabel Lewis e Ibrahim Mahama.
Sus obras han sido exhibidas en espacios como el Centre Pompidou en París, el Museo Ludwig en Colonia, más recientemente en Castrum Peregrini, Amsterdam y en la III Bienal de Arte Contemporáneo Joven en Moscú.
entrevista a la artista eli cortiñas.
-A menudo has definido tu obra, o cierta dimensión de ésta, como autobiográfica. ¿En qué medida cedes tus vivencias personales a tus propuestas expositivas? ¿Cómo llevas a cabo esa transferencia?
Lo autobiográfico, en principio, no aparece de forma consciente en mi trabajo, simplemente me es imposible no articular a través de lo que me atraviesa. Enunciar situada es tremendamente importante y eso automáticamente pone a la mujer en el centro de mi narrativa. Aunque no solo el género marca la pauta de mis ensayos e instalaciones, el discurso es siempre interseccional ya que nos atraviesan género, clase, raza – la raza como construcción política obviamente, no como hecho biológico -, habilidad física, mental y cognitiva, y un sinfín más de condiciones que hay que considerar a la hora de desarrollar un discurso y agencia coherente con nosotrxs y el mundo que nos rodea. Creo que no hay necesariamente una transferencia de lo autobiográfico, pero sí una mutación y una adaptación al lenguaje artístico. Lo que busco no es hablar de mi vida privada, sino de crear una proyección que permita a lxs espectadores conectarse con lo que expongo a través de sus propias vivencias y horizontes.
-Tu carrera arranca en Las Palmas, en Gran Canaria, tu tierra natal. El clima tropical, la exuberancia del paisaje y la atmósfera exótica de un entorno remoto está presente en esos primeros tiempos. ¿A partir de qué momento emerge la crítica y el compromiso que tu obra mantiene con el entorno y la actualidad?
Mi carrera artística no arranca realmente en la isla, ya que me marché de ella muy joven. Terminé mi bachillerato en Alemania y estudié cine en Dinamarca y artes visuales en Alemania. Aunque es cierto que el imaginario cultural con el que crecí ha formado en parte mi mirada, hay que añadir que el atributo de exotismo no es algo con lo que nos identifiquemos lxs que se supone procedemos de tales lugares. La mirada exotizadora refuerza la idea de Otredad, un concepto que se pone constantemente en tela de juicio en mi trabajo. Digamos que mas que nada es a través de la empresa del turismo, que como una prolongación de la empresa colonial, se marcan y se sujetan nuestros cuerpos a esa concepción de exotismo, que poco tiene que ver con la realidad y la riqueza cultural de las islas canarias. El compromiso que mencionas creo que está desde un principio en mi obra. Por un lado por un interés muy temprano por entender no sólo las imágenes, sino sus condiciones de producción y circulación, y también por el hecho de que el proceso de apropiación de archivos o el montaje de documentales, algo a lo que me dediqué varios años, llevan consigo, de forma quasi inherente, un cuestionamiento y una auto-reflexión continuos.
-¿Cuáles son los aspectos del mundo que nos rodea que te obligan a rebelarte y hacen urgente tu mensaje?
El racismo es uno de ellos, no lo soporto, y estoy convencida de que tenemos un largo camino en el proceso de descolonizarnxs a nosotrxs mismxs, nuestro lenguaje, la educación, la política, hasta jugar el rol de aliadxs que nos corresponde y utilizar nuestro privilegio blanco en pos de los cambios que son profundamente necesarios en un mundo, en el que, dicho sea de paso, la gran mayoría vive desplazadx de su lugar de origen. Las causas de esos desplazamientos están intrínsecamente ligadas al bienestar de unos pocos, de ahí la tremenda responsabilidad de conocer y desarmar como nos hemos construido. El espacio que ocupa, o no ocupa, la mujer en nuestras sociedades, la falta de apreciación de los cuidados, mayormente a cargo de las mujeres, y la violencia contras los cuerpos que se identifican como femeninos, me ocupa y preocupa mucho y forma una parte integral de mi hacer y mi trabajo, como artista y como educadora.
-¿Qué disciplinas artísticas han influido en tu obra? (Cine, artes escénicas…)
El cine ha influido muchísimo, pero no tanto en cuanto a un impacto directo que derive en mi lenguaje artístico, ni en mi forma de producción, sino más bien como un fondo de investigación para examinar las narrativas hegemónicas audiovisuales que han cimentado mitos fundacionales en torno al sistema de diferencia sexual, raza, clase, etc. La literatura y la teoría son también una parte esencial en mi formación como artista.
-Como artista multidisciplinar estás acostumbrada a utilizar distintas plataformas y formatos que expresan tu experiencia y contienen tu estallido a través del humor y de ciertos guiños al cine apelando a determinados esquemas culturales y sociales. ¿Te permite esa risa asfixiada hablar con más libertad sin caer en la fatalidad y el presagio?
¡Qué acertado lo de la risa asfixiada! A veces permito también que sean carcajadas abiertas, pero sí, es cierto, es ese momento en el que se nos atraganta la risa y nos damos cuenta de lo cerca que está de la tragedia humana. Es ese un lugar en el que se manifiesta toda nuestra vulnerabilidad y que permite se abran los canales para conectar y darnos cuenta de lo mucho que tenemos en común unxs con otrxs. Salvar esa diferencia, a través del humor, para dar paso a una escucha real, que no vaya marcada por el juicio, es algo que anhelo ocurra en todo lo que hago.
-¿Qué opinas de la cultura pop actual? Me refiero a la televisión generalista, la redes sociales, la moda, el coaching, la política de los políticos, la UE, los informativos o la publicidad.
Todo esto que nombras conforma el caldo de cultivo del que se nutren mis trabajos. Ya sabes que en los últimos años no me apropio solo de material de cine, sino que las fuentes se han vuelto absolutamente heterogéneas, pueden ser tanto videos de youtube, informativos, series, etc. todo lo que nos rodea y sobre todo teniendo en cuenta el cambio en los dispositivos de circulación de imagen y contenido. Al apropiarme de ese material intento reflejar cómo circulan esos contenidos, pero también que es exactamente lo que circula, una suerte de espejo en el que mirarnos. Lo que vemos no es necesariamente un reflejo de lo que somos, sino de unos problemas sistémicos que hemos heredado y que resultan difíciles de reconocer y desactivar. Como dice Ingrid Guardiola en su fabuloso ensayo “El Ojo y La Navaja”, nos enfrentamos a “estructuras estructurantes” como lo pueden ser la televisión y sobre todo los informativos. Ella habla de la temporalidad televisa como un eterno retorno, donde desaparece el tiempo histórico y aparece solo una temporalidad que se rige por el espectáculo, “la guerra es abordada desde la política, y la política desde el espectáculo de la guerra.” Algo que se repite día tras día en el espacio televisivo.
-A lo largo de estos años tu obra ha ido adquiriendo un tono experimental, deudor de tus distintos procesos de investigación, de hallar nuevos estilos e indagar en la hibridación transdisciplinar. ¿En qué medida te ha ayudado este proceso de exploración a encontrar tu voz?
Audre Lorde decía en su famoso ensayo “The Master’s Tools Will Never Dismantle The Master’s House” que “las herramientas del amo nunca ayudarán a desarmar su propia casa” pero ¿quién dice que no se puede construir una nueva casa, o que sea otra la estructura la que necesitemos? Bajo esa premisa me acerco a la apropiación y nueva lectura de imágenes ya existentes. Comienzo diseccionando, clasificando y enumerando las grandes cantidades de material, creando así una especie de alfabeto, un archivo bajo coordenadas de mi lectura propia. A partir de ese fondo empiezo a re-escribir en la mesa de edición. Ese cuerpo a cuerpo con el material va estrechamente ligado a una investigación teórica que me ayuda a profundizar, a contextualizar y a hacerme con el material a través del montaje. Es a través de la combinación de todos estos procesos y sobre todo en el montaje donde desarrollo lo que sería mi voz en las obras.
-Define tu voz.
Me parece difícil definirla porque no me percibo desde afuera, pero diría que hablo en alto y continuamente. Hay una larga historia detrás de la voz de la mujer en el espacio público que va marcada por una larga tradición de silenciamiento, así que me imagino que mi voz puede volverse molesta y a ratos cortar el rollo. Pero como dicen Mary Beard en “Women&Power” o Sarah Ahmed en “Complaint!” la queja y ser la “killjoy” es un parte importante en el hacer feminista y una manera de hacer alterar mundos que no conciben nuestras voces como necesarias y crear otros a través de nuestra voz.
-¿Qué te hizo afincarte en Berlín?
Creo que mi repuesta va a decepcionar un poco, porque la verdad es que mudarme a Berlín nunca fue un acto gestado desde una estrategia de artista, ni con ninguna expectativa. Precisamente porque ya había vivido algunos años en Berlín antes de cursar mis estudios en Colonia, sabía que era una ciudad dura, hermosa también, pero dura y que no está realmente esperándola a una. Llevaba ya muchos años viviendo en diferentes partes de Alemania y Berlín representaba para mí un lugar de diversidad e inclusión que no existe en otras partes del país, así que fue algo casi orgánico y lógico, y sin mucho ruido ni fanfarria volví a la ciudad. Llevo ya once años aquí, aunque en esos once años también me mudé largas temporadas a Italia y Argentina, pero siempre dejando mi estudio afincado en Berlín.
-¿Sigue siendo Berlín la meca y tierra prometida del arte moderno y las tendencias más vanguardistas?
Creo que las nuevas tecnologías, la globalización y las redes sociales han desplazado completamente a los llamados “centros”. Las infinitas posibilidades de conexión inmediata desde cualquier punto geográfico y una especie de “despertar” en cuanto al etnocentrismo de nuestra mirada, han llevado a que esos mitos de meca y tierra prometida se disipen y a que la búsqueda se dirija cada vez más hacia lugares que históricamente no se han considerado de gran valor en cuanto a su cultura o su capacidad de creación de conocimiento. Esa es mi percepción al respecto, aunque obviamente siempre queda la sombra y memoria de esas urbes-mitos.
-¿En qué te ha cambiado la ciudad?
Como en la mayoría de grandes ciudades la gentrificación ha hecho mutar completamente los tejidos sociales y la vivienda se ha vuelto impagable, modificando de forma muy profunda los barrios y sus subculturas, sus economías alternativas etc. La ciudad sigue siendo muy atractiva y con mucho movimiento, pero esos cambios tan profundos en su tejido social la hacen también menos diversa y rica.
-¿En qué estás trabajando en este momento?
Estoy trabajando en una instalación de video que se llamará “Smart Wives”. Quería continuar profundizando en la feminización de las Inteligencias Artificiales femeninas, de aspecto y sonido humanoide. Estas tecnologías se perciben como más accesibles y, en cierto sentido, inofensivas, por el hecho de tener aspecto femenino. No es una coincidencia que Alexa, Siri y el resto de chat bots tengan voces de mujer y se encuentren principalmente en nuestros hogares, como una suerte de nuevas amas de casa “inteligentes”. Este nuevo trabajo gira en torno a la cuestión de la feminización de esas tecnologías y del capitalismo de vigilancia. Sabemos hoy por hoy que se hace un esfuerzo continuo por presentar nuevas tecnologías lo más neutrales posible y siempre con nuestro bienestar como ultima meta. Me interesa especialmente entender cómo se construye el sesgo histórico que se perpetúa
Jaume Amills.