Nacido en Argentina, Fer Enis, lleva más de 42 años narrando historias que parten de sus propias vivencias desde su activo papel como misionero católico en su adolescencia, pasando por ser domador de caballos que le sirvió de imput metafórico para la gestión del miedo hasta llegar a crear un proyecto innovador: Bekind
¿Qué balance haces de estos 42 años dedicado al medio audiovisual?
El balance de todos estos años de labor profesional hay sido muy positivo porque he crecido mucho y he aprendido diferentes disciplinas. Trabajé en mis inicios como videógrafo en bodas comunes y luego di el salto hacía bodas que celebraba la High Society, y entonces a partir de ahí me empezaron a contratar las empresas de las personas que se casaban y gracias a esto trabajé para multinacionales muy importantes del ámbito empresarial. Luego creé una empresa de doblaje porque me contrató Siemens para doblar sus películas alemanas al español, y entonces de pronto me encontré haciendo doblajes para un montón de empresas de gran renombre. He realizado casi de 3000 piezas audiovisuales Hasta que en el año 2010 decidí hacer una película de autor que desde el punto audiovisual no dependiera de terceros porque quería total libertad para poder expresar mi mundo creativo.
¿Cómo fue esa experiencia?
La experiencia fue maravillosa en este sentido, porque yo me la pasé genial plasmando en imágenes mi relato más íntimo y evocador donde pude libremente contar el futuro en que creo. En un principio iba a hacer una serie de cinco capítulos, pero finalmente solo realicé uno, que me llevó tres años. Un año de guion; un año de rodaje, y un año de edición, más o menos tres años de arduo trabajo tejido por un sueño que se fue materializando poco a poco. La realidad es que yo me embarqué en ese proyecto por pura diversión, con lo cual no tenía un productor y mucho menos un equipo para promocionar la obra en los en los medios ¿Sabes cuánto me costó hacer la película? 300 euros. ¿En qué me gasté los 300 euros? No le pagué a nadie, a nadie, utilicé cualquier cantidad de material de películas, que youtube me autorizó, monté todo así, vamos, que lo hice sin pensar en nada, lo hice sin miedo a lo desconocido, solo con la necesidad de expresarme. Quise hacerla sin limitaciones de ningún tipo, sin pensar en si iba a ser un éxito o un fracaso, el éxito fue hacerla.
La película se llama Moico y está disponible en YouTube.
¿Cuál es la temática de la obra?
El filme aborda la historia de un avatar que viene del futuro y se le aparece a un chico que va a una manifestación del 15-M en el año 2015. El filme crece con cada fotograma gracias a la interacción entre lo que cuenta el avatar del futuro, que es una inteligencia artificial, al chico. El avatar sería el mentor que ofrece la información y el chico el héroe que recorre el arco de transformación de la historia. La película habla de muchas cosas como la pandemia que aún no había ocurrido y la guerra nuclear que espero que no se produzca Narro mi relato interior a través de las imágenes y la música, alguna creada e interpretada mí mismo. Creo que tiene mil y pico de vistas en YouTube y a mí no me importa. Nunca le hice un marketing digital, ni tuve pretensiones de promocionarla ante el gran público. Para mí la cuestión fundamental era hacerla. Hablar de lo que yo quería. Ahora, con Bekind es distinto. Este proyecto sí, pues es la fusión de todo lo que he hecho en mi vida puesto a disposición de la gente para que puedan domesticar sus miedos y vivir una vida más plena.
¿Cómo adquiere protagonismo en tu vida el concepto transhumanista?
Es muy curioso, porque yo en los 90 daba charlas transhumanistas, sin saber que existía el transhumanismo. Me invitaban a dar charlas en diferentes universidades. Nunca asistí a la universidad porque mis conocimientos los he adquirido de manera autodidacta. En una de esas charlas uno de los participantes se me acercó y me preguntó ¿Sabes qué todo lo que tú estás diciendo ya existe? Y se llama transhumanismo. Entonces me recomendó que visitase la página transhumanismo.com y partir de ahí pude poner un marco metodológico y social concreto a todos mis proyectos posteriores. El transhumanismo es inherente a todo lo que nos rodea como seres humanos y tiene implicaciones en todas las áreas de desarrollo científico y social. El transhumanismo que yo defiendo abarca la mejora del ser humano a través de la tecnología con lo cual empieza en la fabricación de herramientas hace millones de años. O sea todo el mundo es transhumanista.
Cuéntanos un poco acerca de tu nuevo proyecto cuya máxima es la vinculación de la inteligencia artificial con la gestión de las emociones en diferentes ámbitos del escenario social
Mi nuevo proyecto posee una estructura muy básica que luego va a ir creciendo en la medida que el producto se implante en el mercado y vaya funcionando poco a poco, de acuerdo con las necesidades propias de cada sector empresarial. Hoy somos cuatro personas entregadas a su labor con diferentes responsabilidades que forman un equipo de comunicación eficiente y de acuerdo con nuestra propia esencia. El producto se expandirá porque está bien estructurado y eso le hace atractivo, pero no creo que no crezca mucho más la empresa porque todo lo hace la inteligencia artificial, y esto, en definitiva, da fe de mi coherencia con las nuevas tecnologías directamente correlacionadas con las herramientas fundamentales que necesita cualquier ser humano para traspasar sus propias limitaciones, ya no sólo existenciales, sino que, humanísticamente hablando, serían poco viables en los escenarios reacios a la teoría transhumanista. Nuestra empresa ha dado el paso definitivo hacia un transhumanismo contemporáneo que no duda en vincular la inteligencia artificial con la gestión de las emociones a través de aplicaciones prácticas que presuman de un respeto absoluto a la ética y a la convivencia pacífica entre todos los implicados en el proceso creativo.
Siempre cuento la anécdota de cuando yo tenía 6 años, y mis juguetes más cercanos eran 65 soldaditos de plástico que estaban dentro de una lata un poco oxidada, yo jugaba con eso, porque eso, daba alas a mi imaginación desbordante y fecunda. Un día crucé la calle y se los regalé a un chico que no conocía que estaba llorando por la muerte inesperada de su padre. Simplemente que alguien me había dicho que había muerto su padre, mi yo interior decidió actuar de manera benevolente, casi instintiva. No sé si fue un acto de bondad, no sé si fue un acto inteligente porque yo en definitiva me quedé sin soldaditos. Lo que si sé es que aprendí con esta experiencia; una lección de vida. En muchas charlas o conferencias siempre pongo este ejemplo porque he comprendido en profundidad que yo no le regalé esos soldaditos de plástico por amor: se los regalé por miedo. Guiado por el sufrimiento de él y por mi hipotético miedo infundado por una muerte que no se había producido. La solidaridad parte del miedo. La empatía se nutre del miedo y yo no entendía la posibilidad de perder a mi padre por eso regalé los 65 soldaditos desde mi ingenuidad y eso me quedó muy claro a través de una lección de vida inesperada. El miedo crea sinergias con todo el espectro de emociones porque se nutre de la incertidumbre y del poco conocimiento que tenemos de nosotros mismos. Nuestra empresa ha creado un chat innovador basado en las últimas actualizaciones de inteligencia artificial que pueden ayudar a mucha gente a investigar nuevas vías de comunicación y crecimiento emocional. Es un chat innovador que va más a allá de Alexa o Siri porque aborda las cuestiones psicoterapeutas desde una visión distinta que usa toda la información que la inteligencia artificial puede recopilar a través de algoritmos eficientes para resolver cuestiones más profundas relacionadas con la psique y el autoconocimiento.
¿Qué aporta vuestro proyecto al panorama transhumanista actual?
Nuestro proyecto abarca varias especialidades, todas relacionadas con el autoconocimiento y la voluntad de crecimiento en todas sus facetas. Es importante resaltar que no existe un solo tipo de terapia sino que hay un abanico de posibilidades que puede ser más amplio si se incorporan las nuevas tecnologías. Bekind es una empresa pionera que usa la tecnología para asistir gracias a una mentorización precisa a cualquier usuario desprovisto de mejores herramientas que faciliten la resolución de conflictos `psicológicos.
¿En qué medida Fer está implicado como actor primordial en un proyecto tan innovador?
Bueno me dejo llevar, me monto en mi tabla y surfeo la vida, quiero que el proyecto tenga éxito, es decir que llegue a la mayor cantidad de personas (funcionará en más de 100 idiomas) que puedan entender que es el miedo, que es mucho más que una emoción humana o animal, y a partir de ello aprender a domesticarlo, estamos en una era incomprensible, incierta, veloz; para muchos aterradora, pero también esperanzadora, hoy tenemos la ciencia y la tecnología para solucionar todos los males que nos aquejan lo que no está a la altura en nuestra consciencia pero la misma tecnología la hará evolucionar.
Ese es mi aporte, y a punto de entrar en mi séptima década de vida quiero hacerlo con mi ego y mi miedo domesticados.