María José Llergo: el poder de la ternura
Con la voz de María José Llergo cantando “me miras pero no me ves, me miras pero no me ves”, termina el primer capítulo de la cuarta temporada de Élite, que abre la trama a un posible asesinato y a algunos de los planos sexualemnte más explicitos que hayamos disfrutado hasta ahora en esta producción española. María José colabora en ese final, que casi hace principio, añadiendo profundidad, dramatismo y dejando ganas de más. La de Pozoblanco siempre deja ganas de más.
Aprendió a cantar de forma autodidacta en el campo con su abuelo, cantaor, de quien tomó trucos y secretos. Después vino la formación en clásica y jazz, aunque ella se califica como salvaje en una de sus primeras entrevistas: “Muchas veces me han intentado domesticar y no lo consiguieron”.
Su primer video autoproducido en 2017, Niña de las Dunas, ya es de culto, dejando claro que el flamenco del siglo XXl tendrá una protagonista indiscutible.
Se consagra con Sanación, su primer álbum de estudio grabado con una multinacional.
Colors, la plataforma musical alemana que tiene como objetivo mostrar y promocionar el talento de artistas emergentes, publicó a finales del pasado año La luz: “Pa que contar los lunares de tu cuerpo. Si tú, para brillar, llevas tres lunas por dentro”. En paralelo surgió en redes sociales La Piel: “Tu corazón vacío y tus bolsillos llenos. To’ el mundo quiere ser rico, nadie quiere ser bueno. No existe nada que compre un corazón sincero. Me da lástima del pobre que solo tiene dinero”.
Con todo este material y conocimiento comienza un verano lleno de conciertos. En muchos ya ha colgado el sold out. La humildad es su sello de fábrica, el tesón el combustible. María José Llergo no tiene prisa. Sabe que tiene un lugar en el paraíso.
Mar Moseguí, la mar de diseño.
Mar Moseguí es el arte de no parar porque no sabe estar quieta. Crea cuando hace, cuando dice, cuando mira. Lo mismo le da una joya, que poner a la venta y agotar de inmediato sus Mosebook. No pierde el tiempo porque no sabe lo que es. Hace collages hilvanando el pasado con el futuro en un presente continuo.
Comenzó su aventura en el mundo creativo en 2011, al formar parte de la Residencia Creativa DDZ Headquarters. El color es su pasión y se ve reflejado en sus collages que han sido publicados en revistas como Vogue España, Neo2 Magazine o en la portada de El Duende en 2019. Su primera exposición individual la realizó ya hace dos años en la sala Almadía y desde entonces no para, entre otras cosas, porque no sabe.
Su trabajo SANSVISAGE la intrudujo en el mundo de la moda con la transformación de sus collages como piezas limitadas en formato textil y bisutería. También ha trabajado para marcas como Absolut Vodka y colabora con el diseñador Leandro Cano como estampadora textil. Permitiéndole desfilar en marzo de 2020 en la semana de la moda de París con la colección A tu vera y participar en la colección Estrella, que está a la venta para la primavera/verano 2021 con la estampación de camisas y pañuelos que forman las primeras piezas de hombre del diseñador. Estampados inspirados en suelos hidráulicos y flores, muchas flores, y algunas espadas. Como la vida misma, de la que ella sabe tanto a su corta edad.
Además, ha diseñado las piezas, convertidas en cerámica, de los cuchillos, naranjas y rosas que intervienen en el vestido de Leandro Cano que la cantante María José Llergo vistió en la plataforma A Colors Show con la canción La Luz.
Tras el éxito de su proyecto Mosezines, donde a partir del número completo de una revista genera una pieza de collage con solo partes extraídas de esa misma edición impresa, lanza hace dos meses Mosebook, para reivindicar la lectura a través de la reinterpretación plástica, en forma de sobrecubierta, de aquellos libros que le inspiran y que le gustaría que acompañarán a sus posibles lectores. El título del libro nadie lo sabe. Es un secreto entre su lector o lectora y ella.
Después de realizar diferentes piezas visuales, amenaza con su primer cortometraje y actualmente se encuentra experimentando para sacar sus primeras mezclas musicales. Parar no sabe.
La Oficial, no la otra…
Toni Torrecillas y José Barrio son los creadores de @laoficialceramica. Uno es de Valencia y el otro, de León. Los dos de pueblo y más madrileños que la Cibeles. Toni es un conocido periodista que ha colaborado en las más importantes cabeceras editoriales de nuestro país, siempre creando estilo. Cinco años en S Moda, de El País, y en los cinco últimos hace de todo en la prestigiosa revistaad.es. Ahora se llama multitasking. José estudió las asignaturas que le gustaban de Bellas Artes y Turismo. Siempre ha estado en hoteles de cara al público, como lo está ahora.
Después de mucho ir a Portugal juntos –tan lejos, pero tan cerca–, un día de resaca decidieron montar una tienda de platos. Ya habían roto muchos en su vida y, en vez de tirárselos, decidieron colocarlos con mucho amor sobre estanterías y venderlos al peso. Cómo se venden las emociones.
Visitar la tienda en la calle Santa Ana 6, en pleno corazón comercial de La Latina, es un auténtico orgasmo. También puedes disfrutarlo visitando laoficialceramica.com, donde te recomiendan unos principios básicos antes de que piques/peques: “Solo compra lo que te ponga contento”, “La monotonía es una palabra que no combina con nada” o “Pon siempre la mesa como si viniera a comer tu ex”.
Ante ti confieso, yo entré en La Oficial en estado de gracia y salí en pecado. No solo compré, también di rienda suelta a mis más altas y bajas emociones. Al ver tanto y bello plato, se despertó la gula, la avaricia y hasta la lujuria, que no es solo un pecado de la carne.
Carlos Cuevas, imparable.
Independientemente de la edad que tengas, decir adiós a Merlí y a su spin off, Sapere Aude, ha sido decir adiós a un tiempo. Existe un antes y un después de Merlí en la ficción española, y un personaje que permanece, Pol Rubio. Por encima de él está su intérprete, Carlos Cuevas. Un actor es voz, gesto, sobre todo, mirada. De las últimas hornadas de jóvenes actores salidas de Élite, Las cumbres, La casa de papel y el propio Merlí, no hay una mirada como la suya. Cuando él mira, te destruye y reconstruye a la vez por dentro.
“En Merlí el motor de los personajes es el crecimiento personal y no hacerse rico, como en otras series”, leo en una entrevista suya. Ser un chico de barrio que muestra su debilidad dejándose enamorar por la filosofía resulta, en estos tiempos, más transgresor que besarse con su compañero de instituto. Capítulo a capítulo se hace grande, más grande. En sus entrevistas he intentado buscarle algún defecto, alguna imperfección por su parte para celebrarla. Quizá la única detectada es que resulta insultante, para una persona de mi edad, que a los 25 años tenga ese aplomo y las cosas tan claras.
En un tiempo en que la confrontación es la forma y la norma, decir adiós a una serie que fomenta el debate y el conocimiento es una gran pérdida. Desde aquí, el reconocimiento y agradecimiento a su creador, Héctor Lozano, quien ha reconocido que “la ficción española tenía una cuenta pendiente con el VIH”. Diría más: la tenía con el conocimiento. Que sepáis que nos dejáis huérfanos. Pero Carlos Cuevas vuelve en una superproducción europea encarnando al amante y heredero del genio del Renacimiento, Leonardo. Carlos Cuevas ya está en los altares.
Javier Bellot.