Abría sus puertas poco antes del confinamiento, y tras esos meses en los que el mundo pareció congelarse, la Taberna Agrado dejó en conserva toda la magia que tenía prevista para fascinar a los vecinos y visitantes de uno de los barrios más excéntricos, auténticos y sorprendentes de la ciudad: el Triball, o Malasaña Chica, o la Baja Malasaña. Y es que la Calle Ballesta, en su esquina con Loreto y Chicote, dibuja un universo multicolor que esconde secretos, propuestas, retazos de vida desgarrada, sueños, bohemia y porvenir que han forjado una identidad propia, que la diferencia de la Malasaña gentrificada, más allá de la Plaza San Ildefonso.
La Taberna Agradó es deudora de toda esa atmósfera llena de contrastes, supervivencia y creatividad en estado puro. A su alrededor rezuma la vida y su mágica terraza es el mejor patio de butacas donde supervisar el escrutinio del tiempo ante la evolución de la ciudad.
Historias de amor sucedieron en secreto al calor de unos vinos, unas vieiras, tal vez una ensalada de burrata y alguno de sus arroces -el escritor atormentado que nos dejó su testimonio, rememora el arroz con carrillera y el de secreto (tal vez evocando aquella secreta historia de amor) -. Artistas transdisciplinares hablaron de sus proyectos en conserva en alguno de los envolventes rincones de su interior, tras los meses de confinamiento, a la luz de flashes que inmortalizaron instantes para la historia, que tal vez fueron publicados en alguna revista, que vivía momentos inaugurales. Un detective privado, un agente doble cruzando una ciudad al borde del precipicio sirvieron de inspiración para la imaginería de un editorial. Aventuras que intentaron trascender y que lo hicieron gracias a la fuerza de una ebria memoria atrapada en un tiempo de refundación del mundo. Si; la Taberna Agradó fue el sueño cumplido de regresar al charm y a la bohemia de un Madrid que se sobrevivió a sí misma.
La Taberna el Agrado nos da la bienvenida con la mítica frase, que en la voz de Antonio Sanjuan justificaba su seudónimo por haber querido hacer siempre la vida más agradable a los demás.
Descubrí sólo este lugar lleno de magia y decidí reencontrarme tras el confinamiento total, con mi gran amiga, confidente y mentora, Mar Souto, una noche de finales de verano. Una noche de conjuros en la que degustamos sus huevos rotos con trufa, las pimentadas con ventresca y las tajaditas de bacalao Orly. Una noche que nos cambió para siempre.
Muchas de las entrevistas que hemos realizado desde Urban Beat, han tenido como escenario este lugar que nos hizo olvidar un toque de queda atravesando el tiempo.
Amantes fugaces, historias imposibles, reencuentros y despedidas forman imágenes que flotan en la atmósfera de Taberna Agrado.
A menudo vuelvo sólo, y allí hablo con Dani y Alfredo; padre e hijo, que regentan con maestría la Taberna Agrado; junto a la honesta y generosa Sara, y al guapo camarero cántabro, de quien no recuerdo su nombre. Ellos son solo parte de un equipo que sigue alojando atrapantes relatos que todos los días encierra este restaurante; vermouts, un espléndido vino blanco de grifo, vinos de extraordinaria calidad y postres caseros entre los que destacamos la Torrija con Helado, y que alumbran nuevas historias de amor de las que no conoceremos jamás su destino.
Aún así volveremos siempre al Agrado, tras la huella de una historia que parece tambalear en la memoria, en busca de una íntima información extraviada, para reencontrarnos con un sueño perdido. Su ambiente y su entorno se presenta ante nuestros ojos como la esperanza del porvenir, con la mirada perturbadora del pasado y ,claro, con los sabores y los perfumes que anticipan la vida en compañía de amigos, familiares y desconocidos en un contexto tan cálido como embriagador.
Calle de la Ballesta, 1 Madrid – 915 21 63 46
El mejor Cabrales del año ha sido subastado por 36.000 euros y tiene el Guinnes World Records como el queso más caro de cuantos se subasten en el mundo este año.
El mejor queso Cabrales del año ha sido subastado por la astronómica cifra de 36.000 euros, un hito nunca antes alcanzado en las 52 ediciones que viene celebrándose el certamen dedicado al queso más reconocido de Asturias y que durante meses madura en cuevas naturales de los Picos de Europa.