Todos tenemos en mente el trágico final de la obra Romeo y Julieta y es ahí donde Eberhard Petschinka ganador del II Premio Alfred de Musset reinventa la historia y transforma un final predecible en un nuevo comienzo luminoso. El autor austríaco nos sorprende con esta nueva versión dirigida por Rafael Sánchez donde los personajes despiertan cinco décadas después de su letargo infinito. Se encuentran, frente a frente ante un muro blanco de incertidumbre donde dibujan amplios caminos de indagación sorprendidos por la llegada inesperada del ocaso de la vida. Un gran abanico reflexivo lleno de emociones , sensaciones y nuevos horizontes conceptuales. La metáfora del amor trágico infantil reinventada a través del prisma de la madurez contemporánea y desprejuiciada.
La adaptación, además, da otra vuelta de tuerca al clásico de Shakespeare haciendo de la música en directo uno de los hilos conductores del montaje. Está casi todo el tiempo acompañando, manejando o llevando la obra por donde quiere ir. Así, boleros, algo de jazz y música clásica forman parte de la banda sonora del montaje, del que se ha encargado David San José, director musical e hijo de Ana Belén, quien también ha compuesto algunos temas para la ocasión. Es una adaptación fresca y ecléctica que nos conduce por caminos inimaginables y nos desborda por su reinterpretación contemporánea de la historia original.
La obra cuestiona los típicos clichés como el de por qué el amor apasionado sólo está reservado para la juventud o quién o qué nos prohíbe vivir nuestras emociones sensuales más allá de los 50. Es una nueva lectura brillante y desprejuiciada del amor y el sexo en la madurez. En esta versión, Romeo tiene 80 años y Julieta casi 70. “La edad no les pone límites, bueno quizás les frena un poquito la memoria o la agilidad, pero no las emociones y las ganas de vivir -explica el director, Rafael Sánchez-. Ana y José Luis a veces son los jóvenes enamorados y a veces los carismáticos artistas que son en la vida real”. Una banda de músicos y actores los acompañan, “por si a Ana le hace falta una canción para explicarnos algo que sólo se entiende a través de la música o por si a José Luis le hace falta un caballero para enfrentarse a un duelo a vida o muerte. Romeo y Julieta son personajes que cada uno de nosotros llevamos dentro” concluye el director . Sobre el montaje, la cantante y actriz Ana Belén ha señalado que se trata de una «reflexión sobre el amor adolescente, temprano y también el amor en los mayores. Todo con mucho sentido del humor».
José Luis Gómez ha detallado, por su parte, las tres vías que han permitido que este proyecto transitase hacia el éxito. La primera , Chusa Martín ( Entrecajas Producciones). La segunda vía a la que se refirió, fue la actriz Ana Belén, con quien coincidió por primera vez sobre las tablas al hacer en el año 1986 la obra ‘Ofelia’ y con quien creó lazos de amistad excepcionales. La tercera y última vía que mencionó fue su periplo por Europa en su etapa de formación, donde junto a Jacques Lecoq aprendió las artes del mimo y recibió una crítica luminosa, impensable y extraordinaria en el Teatro del Mercado Nuevo de Zúrich. Allí dio años después con Rafael Sánchez, director suizo-alemán descendiente de emigrantes españoles que debutó en nuestro país con una adaptación de ‘Tiempo de Silencio’ de Eberhard Petschink, embarcado también en esta nueva aventura.
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