Con el Mercado de La Paz como escenario, el creador español, instauraba en ese contexto una novedoso y sorprendente formato, en el que la artesanía y el comercio típico eran también protagonistas y confirmaban la solvencia de un diseñador que en cada pieza deja la impronta de su extrema lucidez.
Luces, mucho color, sensualidad, elegancia a ultranza, el sello único del creador manchego y una apuesta por la recuperación del perfil clásico masculino, se fundían con un sorprendente espectáculo musical que abrió y cerró un espectáculo que brilló gracias a la extraordinaria creatividad del incombustible Félix Ramiro.
Referente en moda masculina, y frecuentado por numerosos rostros televisivos, Ramiro presagia en cada una de sus colecciones el regreso del galán, rescatando un evocador e imperecedero estilo, deudor del cine clásico y de las ensoñaciones que el creador toledano asigna a cada look. Reinterpreta desde el lujo, el chic y la bohemia canalla de mitad del siglo XX, a un hombre moderno, que destila optimismo; relajado, sofisticado y colorista.
La visión de Félix Ramiro recupera el ideal de belleza masculina desde la perspectiva clásica, que destila sensualidad y reivindica la belleza, la magia y la fantasía de un viaje en el tiempo que arranca en el periodo entre guerras, transita por los claroscuros de los años cincuenta, se sumerge en la dolce vitta, y emerge en el siglo XXI, celebrando la identidad múltiple de un hombre plural, envolvente, seductor y en cuyo sustrato nos atrapa con una dimensión estética y una carga de alto voltaje sexual, dejando en nuestra imaginación imágenes que nos acompañarán durante mucho tiempo.
Los modelos de Felix Ramiro eran una muestra de una masculinidad no alienada; pues destacó la interculturalidad, el mestizaje y la diversidad en las distintas formas de redescubrir a ese hombre que regresa de los nuevos retos de pluralidad e inclusión.
Félix Ramiro, habló, a través de sus propuestas del Madrid de su infancia. De los años ‘20, ‘30, ‘40, 50’ y de los primeros ‘60. Dejó dicha su pasión por el cine clásico y por la cultura pop. Narró su casi obsesivo amor por la sastrería clásica; por los bordados, por la exquisitez en los acabados, por la elección del complemento perfecto que insinúa, que se asoma, que proporciona información directa al subconsciente; que viaja de esa inconsciencia y reivindica parte de nuestra identidad colectiva. Un trayecto que anticipa sutileza y brilla casi a su pesar.
Félix Ramiro nos propone una travesía que pone en valor la factura estética de un varón que se presenta impecable ante nuestros ojos. Un hombre seguro, alegre y soñador que encuentra en Madrid un escenario creado desde la realidad de los recuerdos y la ficción; lo que pudo ser y no fue. La colección de Félix Ramiro tiene mucho de ensoñación inaugural, de tiempos trepidantes, de emociones silenciadas y de palabras jamás contadas y sólo expresadas con la mirada. Tal vez en eso consiste seducir; sobreentendidos, lenguaje no oral y miradas indescifrables hacia un tiempo y hacia una ciudad que supervisa las nuevas tendencias, los tejidos más sostenibles y una impecable producción que garantiza ética, calidad, originalidad, complejidad y emoción.
No faltaron los amigos, admiradores, clientes y patrocinadores a esta cita con uno de los grandes representantes de la moda de nuestro país. Comparecieron también caras conocidas de todos los tiempos del mundo del cine, el teatro, la danza, la moda y la televisión, en un Photocall que dejaba dicho la enorme pluralidad y belleza que vive empadronada en el universo del gran Félix Ramiro.