En esta entrevista, Ignacio Campoy Aguilar, experto en Organizaciones y gestión de equipos de alto rendimiento, nos sitúa sobre la función directiva hoy. Y sobre todo, nos aporta claves para identificar qué hace a un directivo excelente.
Las nuevas tendencias en la dirección de empresas destacan la importancia que el directivo ocupa como un regulador de múltiples variables que convergen en las organizaciones: el estrés y la salud laboral, la gestión el tiempo, la incorporación de procesos sostenibles, la transformación digital, el marketing conversacional etc.
Muchos dicen que dirigir es cosa de unos pocos (los elegidos). Dirigir entonces es ¿ciencia o arte?
Pues yo sumaría ambos conceptos, dirigir es ciencia más arte. Hay buenos o grandes jefes que tienen estilos y maneras de dirigir muy diferentes. Cada uno tiene su comportamiento y temperamento particular, y esto les lleva a dirigir de una manera diferente. Al igual que no hay dos personas iguales tampoco existen dos jefes idénticos, cada uno de ellos ejercerá la dirección desde su propio temperamento y comportamiento de personalidad, sin ser probablemente consciente de que en la adaptabilidad de su estilo reside el éxito.
“En la adaptabilidad del estilo reside el éxito”
¿Cuántas maneras distintas de dirigir existen?
Existen aparentemente 4 grandes maneras de dirigir.
1- Jefes orientados a las tareas, a la acción, a conseguir los objetivos. Es un estilo de dirección autocrático, jerárquico y normalmente unidireccional. Este estilo de dirección sigue un modelo mental en el que la prioridad es conseguir los objetivos y realizar las acciones que el jefe quiere, sin ningún tipo de cuestionamiento o discusión. Se podría traducir como el antiguo “ordeno y mando” que, por desgracia, todavía sigue vigente como único estilo de liderazgo en muchas empresas.
2- Jefes orientados a las normas. Un jefe analítico que se caracteriza por tener un pensamiento estratégico y que aspira a que sus colaboradores desempeñen sus funciones imitándole. Es un jefe perfeccionista, que busca que se hagan las tareas de una manera determinada.
Estos 2 estilos de jefes siguen los postulados de Theodore Levitt.
3- Jefes orientados a la influencia. Es un tipo de jefe orientado a las personas. Su estrategia se basa en la influencia y la persuasión poniendo a disposición de sus colaboradores todos los materiales, herramientas y medios disponibles para hacer visible la consecución de la visión de la empresa. Para lograr la visión tiende a tener la construcción de buenos equipos, la participación de todos, la colaboración y el trabajo codo con codo. Un jefe que trabaja a la perfección con colaboradores, que tienen altos conocimientos, mucha iniciativa y que están implicados al 100% con la empresa y su propósito empresarial. Es el jefe idóneo para entornos en los que hay que desarrollar la empresa a medio o largo plazo.
4- Jefes orientados a la cohesión. Son jefes orientados a las relaciones humanas, para las que tienen una especial habilidad. Tienen un estilo amable, que se podría definir como dirección democrática participativa. Jefes que crean buen ambiente de trabajo. Un estilo de dirección que requiere que la empresa, o el equipo, esté constituido por colaboradores cualificados, en el que todos tengan los conocimientos requeridos, se encuentren a un mismo nivel y se tomen las decisiones de forma co-participativa.
Estos 2 tipos de jefes siguen los postulados de Henry Boettinger.
Jefes orientados a tareas y jefes orientados a personas, ¿cuál es la diferencia?
Pues los primeros, son aquellos que anteponen las tareas a las personas. En este contexto, el prototipo del buen jefe es, el que aplica la ciencia del management o la dirección de empresas Theodor Levitt. Los jefes orientados a las personas, por el contrario, se basan en un estilo dirección que tiene mucho más de arte que de ciencia. En este contexto, el prototipo del buen jefe es el artista del management, que a través de personas es capaz de desarrollar la empresa u organización.
¿Cuál sería entonces el jefe idóneo pero la mayoría de las empresas hoy en día?
En esta época de cambios continuos, de mundo VUCA o BANI, es cuando más que nunca se necesita un jefe que lleve a la praxis un estilo de dirección adaptativo a la situación.
En nuevo paradigma surgido como consecuencia del mundo VUCA o BANI, ha cambiado la idea de que el jefe es el único poseedor del conocimiento y los trabajadores simple mano de obra. Hoy las empresas u organizaciones deben entenderse de modo transversal, en las que cualquier profesional, con independencia del puesto que ocupe, puede tener el conocimiento específico que se necesite y ejecutar el liderazgo del que habla Robin Sharma en su libro “El líder que no tenía cargo”, que ayude a la solución y/o a la mejora continua.
De este modo, tendríamos que eliminar para siempre palabras, expresiones y actitudes que a estas alturas de la película empresarial resultan totalmente obsoletas. Para ello, conviene tener en cuenta las diferencias existentes entre un jefe del Siglo XX (orientado a la ciencia del management) y un jefe del Siglo XXI (orientado a la ciencia y el arte del management)
Entonces, ¿la dirección no es una actitud exclusiva de los jefes orientados a la ciencia del management, ni de los jefes orientados al liderazgo humanístico (a las personas)?
Hay que tener claro que ningún jefe tiene un estilo único de comportamiento de personalidad y por tanto de dirección. Si se aspira a ser un buen jefe hay que ser plenamente consciente que se tienen que dominar los cuatro estilos universales que anteriormente hemos citado.
“El jefe del siglo XXI debe ser plenamente consciente de que tiene que dominar los cuatro estilos universales dominantes”.
Los cuatro estilos universales son, en consecuencia, totalmente imprescindibles. Cada uno tiene sus fortalezas y debilidades, vinculadas al jefe, así como al contexto y al entorno en el que se desarrolla la dirección. Esto provocará que, en algunos momentos, determinados estilos de dirección no sean eficaces y otros sí lo son. Cuando la empresa u organización requiere un tipo de dirección específico, bien podrá contratar a este tipo de jefe o adaptarse al jefe actual o adaptarse el jefe actual al estilo de dirección necesario (dirección adaptativa).
Para finalizar, ¿todo el mundo puede ser jefe?
Todo el mundo, independientemente de su estilo dominante, tiene capacidad para ser jefe. Cada estilo lleva vinculado un tipo de dirección con características propias y diferentes al resto, algo intrínseco al jefe. En dependencia del temperamento y el carácter del jefe tendrá un estilo de dirección dominante y otro, y dependerá del jefe adaptarse a los requisitos y/o necesidades de cada circunstancia para dar lo mejor de sí mismo y conseguir que su estilo de dirección sea todo un éxito.
Recuerda: el jefe del Siglo XX nacía. El líder del Siglo XXI nace y se hace.
Para saber más
Ignacio Campoy “Metaliderazgo. La ruta del éxito”.