Fui yo quien dejó a W., tras una relación de seis años. Por cansancio pero también al no verme capaz de cambiar mi libertad, recuperada tras dieciocho años de matrimonio, por una vida en común que él deseaba fervientemente desde el principio. Unos meses después, W. me anunció que se iba a vivir con una mujer cuyo nombre no quiso decirme. A partir de ese momento caí presa de los celos. La imagen y la existencia de la otra mujer se convirtió en una obsesión, como si hubiera penetrado dentro de mí. Esa es la ocupación que describo aquí.
Sobre Annie Ernaux
Annie Ernaux nació en Lillebonne (Normandía) en 1940. Hija de comerciantes, pasó su infancia y adolescencia en la localidad de Yvetot hasta trasladarse a Rouen para cursar estudios universitarios de literatura. Ha dedicado su vida a la enseñanza como profesora de letras modernas. Es autora de una obra esencialmente autobiográfica e intimista, con títulos como La mujer helada (1981), No he salido de mi noche (1997), Perderse (2001), El uso de la foto (2005), Los años (2008), Memoria de chica (2016). Entre los numerosos galardones recibidos destacan el Premio de la Lengua Francesa 2008 y, en España, el Premio Formentor de las Letras 2019, otorgados ambos al conjunto de su obra. Annie Ernaux es hoy una de las escritoras más reconocidas del panorama literario francés y europeo. Actualmente reside en Cergy, cerca de París.
Premio Nobel de Literatura 2022
Premio Formentor 2019
PRENSA
«Los libros de la francesa Annie Ernaux son el lugar de expiación de su propia historia. Fragmentos de una autobiografía sin secretos que la autora cuenta de manera sencilla y clara.(…) La literatura de Annie Ernaux es de índole autobiográfica, discreta, nada secreta y enormemente sencilla, clara y bastante minimalista (…) No se trata de contar cuentos sino de contar historias, mejor dicho, su propia historia por encima de todo lo demás, pero no cayendo en intimismo alguno, alejándose de toda subjetividad, pues considera su literatura como una especie de etnología, como una ‘intervención’ en la sociedad que le rodea.» Rafael Conte/ El País
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