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La Veronal, de Marcos Morau arrolla con su espectáculo Firmamento en su paso por Conde Duque, Madrid.

Marcos Morau, formado entre Barcelona y Nueva York, en fotografía y teatro, dirige desde hace más de diez años La Veronal como director, coreógrafo y diseñador de escenarios, vestuario e iluminación. Ha recorrido el mundo presentando sus trabajos en festivales, teatros, y varios contextos internacionales como el Théâtre National de Chaillot en París, la Bienal de Arte de Venecia, el Festival d’Avignon, Tanz Im August en Berlín, Festival Roma Europa, SIDance Festival de Seúl oSadler's Wellsen Londres, entre muchos otros.
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Además de haber recibido el Premio Nacional de Danza en 2013, Marcos Morau, este pasado 2023 ha añadido a sus méritos ser nombrado Caballero de la Orden de Las Artes y Las Letras en Francia. Este excepcional artista nos presenta su nueva creación Firmamento que ha tenido un éxito rotundo a su paso por Conde Duque en Madrid. Por vez primera vez y de manera explícita, La Veronal se interesa por crear una pieza dirigida al público adolescente. El espectáculo se desnuda con potentes significantes sensoriales, acudiendo al cine, la danza y al teatro, convirtiéndose en una invitación a activar la intuición y dejarse llevar por la memoria y los sentidos en un espacio fantástico que reafirma, que aunque no lo parezca, hay muchas realidades posibles.

¿Cuáles son tus orígenes como artista coreográfico?

No soy bailarín de profesión por tanto no concibo la coreografía desde el punto de vista de la corporalidad sin embargo, he sido un adolescente muy creativo y siempre me ha fascinado inventar y crear nuevos mundos llenos de una narrativa trascendental llena de fantasía y emoción. Descubrí la danza y de alguna manera la danza me atravesó con su fuerza expresiva y su potente capacidad simbólica. Con el paso de los años he ido familiarizándome con el lenguaje y el hecho de estar formado en fotografía y teatro me ha dado la libertad y la abstracción necesaria para poder desinhibirme y hacer frente al mundo escénico desde mi propio relato interior. La danza por su capacidad líquida y su esencia abstracta permite llegar a más lugares, a conceptos más amplios de infinitas posibilidades. Propicia jugar con muchos significantes y emociones sensoriales que no se pueden explicar con palabras. La danza me ha ayudado a entender y canalizar todo esto que no se puede explicar de otra manera por su carácter subjetivo y sobretodo emocional.

¿Cuáles son tus fuentes de inspiración a la hora de sacar adelante tus creaciones? 

Me inspiro en infinidad de cosas, no sólo en las artes escénicas sino en lo que sucede en el mundo del cine, la literatura y la fotografía. Hay también una motivación profunda en lo que sucede en la sociedad, lo que sucede en nuestro día a día ya sea positivo o trágico. La belleza radica precisamente en esa dualidad. Yo creo que los artistas somos testigos de nuestro tiempo y es nuestra responsabilidad ser capaces de canalizar y testimoniar que está pasando a través de nuestros propios prismas creativos. Debemos estar muy despiertos a los cambios tecnológicos, los eventos del cambio climático y los conflictos bélicos que hoy asolan nuestro planeta. Todo esto que te explico de alguna manera va tejiendo un imaginario y un punto de vista que convierte mi trabajo en un elemento casi político y transgresor siempre teniendo presente, a cada paso, el respeto y el amor incondicional por nuestro público.

¿Cómo funciona el trabajo en equipo a la hora de producir tus obras?

Tengo formado mi equipo desde hace bastante tiempo tanto a nivel escenográfico, vestuario, sonido y coreografía. Todo parte de una necesidad o una idea que comparto con ellos y me gusta mucho hacer bocetos a través del dibujo que me permitan crear un abanico de situaciones para ir probando el enfoque más idóneo respecto a la idea original. Casi siempre todo parte del espacio donde acontecen los hechos y a partir de ese ámbito circunstancial se gesta la semilla del proyecto. Junto con la idea y la música se va tejiendo y se va construyendo poco a poco un nuevo universo. Hablamos siempre de universos y de paisajes porque entendemos esos espacios como lugares contenedores donde se pueden desarrollar tramas, historias, casi nunca argumentales. Mi equipo reciben un imput concreto de mi parte y a partir de ahí vamos entre todos, construyendo nuestro propio monstruo escénico.

Marcos Morau al frente de la compañía La Veronal ha sido laureado con varios reconocimientos muy prestigiosos como el Premio Nacional de Danza 2013 y ha sido nombrado Caballero de la Orden de las Artes y las Letras por el Ministerio de Cultura de Francia en 2023, así como mejor coreógrafo del año por la revista alemana TANZ. ¿Qué significa para Marcos Morau el éxito?

El éxito y los premios vienen sin esperarlos sin embargo, tu trabajo y tus metas siguen estando ahí como parte de tu propia esencia. Nuestra compañía busca siempre diferenciarse a través de un lenguaje original y muy contemporáneo. Queremos ser únicos y especiales en nuestro empeño por contar historias de valor y queremos ser la voz de una generación. Los premios ayudan a fortalecer, a crear y a creer. Los lauros facilitan que desde el punto de vista logístico y económico la llama que habita dentro del creador se mantenga siempre encendida con la seguridad que aporta el éxito. Cuando digo éxito no me refiero a connotaciones egocéntricas sino a un resultado que emana de trabajar de manera ardua y honesta, siempre fieles a nuestros valores. 

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¿Cómo valoras el panorama actual del arte contemporáneo de España?  

El desarrollo del arte contemporáneo en España dista mucho de lo que se hace en otros países de Europa como por ejemplo; Portugal y Francia los cuales, están muy por delante en lo que se refiere a las vanguardias y a la ruptura con lo establecido. Debemos dar mayor cabida a la experimentación, a la creación de nuevos lenguajes y a la hibridación de nuevos espacios escénicos. En España hay grandísimos talentos que inevitablemente tienen que trabajar en el extranjero porque no siempre se obtiene toda la ayuda y todo el apoyo necesario. En los años ochenta la danza como producto artístico tuvo mucha fuerza tanto en Madrid como en Cataluña y toda esa generación de artistas tuvieron que exiliarse porque nunca recibieron el soporte adecuado. Hoy en día, 40 años después las cosas están mejor, hemos avanzado mucho pero aún estamos muy por detrás de lo que están haciendo nuestros vecinos europeos. Desde la política y las instituciones se están haciendo las cosas muy bien pero aún son insuficientes para cubrir toda la cantidad de talento y de voces nuevas que están emergiendo en nuestro país.

El paso reciente por Conde Duque de Madrid de tu obra “Firmamento” ha sido un éxito rotundo, cuéntanos un poco acerca de la gestación de dicho proyecto.

Firmamento es un espectáculo dirigido al público adolescente con una visión diferente y contemporánea. Fue un encargo de la Unión Europea para crear nuevos referentes artísticos en las nuevas generaciones. Quise enfocar el espectáculo en la complejidad emocional que caracteriza esa edad tan especial en la cual dejas de ser un niño para convertirte en un adulto sin ser ni una cosa ni la otra. Es una etapa llena de interrogantes que va acompañada de intensos cambios físicos, psicológicos, emocionales y sociales. Firmamento es un canto a la adolescencia y hemos tenido muy buena acogida en España, Francia e Italia. Es bueno pensar en el futuro y en el legado que van a recibir los espectadores del 2040. Nuestra generación actual de adolescentes es una generación digitalizada donde el escenario está en la pantalla del móvil. Es un acto revolucionario que la gente siga viniendo al teatro a ver el arte que transcurre en la fisicalidad real sin las turbias ensoñaciones digitales que nos hacen adictos de la recompensa a corto plazo y que desnaturalizan el acto escénico.

¿Qué le recomendarías a las nuevas generaciones de creadores que intentan abrirse paso en este mundo convulso que nos ha tocado vivir? 

Los artistas estamos en el aquí y el ahora porque nada ha sido fácil y porque la adversidad es un motor que inspira profundamente. Les daría muchos ánimos y que no pierdan la fe en sus propias convicciones creativas siempre con valor y esperanza. Poco a poco, desde el trabajo arduo se encuentran las fórmulas para aprender a luchar contra la inercia del sistema y encontrar herramientas creativas que permitan sobrevivir y seguir creciendo. En la temprana juventud se tienen muchos sueños y muchas ganas y eso, es un motor fundamental en esa época de la vida. Los nuevos creadores que están emergiendo en todo el mundo y especialmente en España se van a encontrar con muchos muros de incomunicación que deberán derribar y; la perseverancia es imprescindible. El arte es fundamental para construir una sociedad sana y robusta. Es un arma contra la hostilidad y la discriminación de cualquier índole. Debemos entrenarnos para ser más fuertes y no cejar nunca en nuestros objetivos. Es necesario rodearnos de las personas idóneas que favorezcan el desarrollo de la inteligencia emocional, tan necesaria en este mundo conflictivo que nos ha tocado vivir.

La Veronal ha explorado diferentes lenguajes escénicos como el flamenco, el performance y la danza contemporánea. ¿Qué camino como coreógrafo te falta por transitar? 

Nuestra compañía no está cerrada a ningún camino que permita seguir evolucionando y creciendo como artistas. Hemos creado montajes que van desde el cine, hasta la ópera, el teatro, el flamenco y el circo. Estoy abierto a todo y no sé si quedan cosas por descubrir. Desde luego estamos siempre dispuestos a la experimentación creativa y a la indagación de nuevos lenguajes. Me gusta diluir los límites a la hora de crear porque tengo la convicción de que todo es posible mientras tenga ganas y creatividad. Seguiremos con nuevos proyectos el año próximo con la compañía de Nederlans Dance Theater 1 y con la Staatsballett de Berlín con un montaje de danza enmarcado en música de la ‘Quinta’ de Mahler.

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Sobre La Veronal:

https://www.laveronal.com/

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