Juan Loriente y Óscar Gómez Mata son actores, pedagogos y poetas que conciben el escenario como una realidad en la que se recibe un misterio escénico. Se trata de jugar entre asombro e inocencia. Son dos locos detectives de lo “real- maravilloso”. Juegan concretamente con la idea que nos hacemos de la verdad: En este período de distopía y de colapso sistémico, de déficit en cuanto al reconocimiento del ser humano como individuo creativo, queremos proponer una experiencia del alma, una manera de renacer, una forma de hacer volver al mundo intuiciones sensibles e hipersensibles que muchas veces se sitúan más allá de la razón o del pensamiento cartesiano, que colocan nuestros pasos en la inocencia.
¿Cómo fue la gestación de vuestra compañía teatral? Cuéntanos un poco acerca de vuestra trayectoria profesional.
L’ Alakran nace en 1997 con la idea de crear un modo de producción en las artes escénicas en el que la parte artística y la organización de los medios de producción están en discusión permanente, para crear obras en las que el proyecto y el resultado están en consonancia con una reflexión contemporánea de nuestro estar en sociedad. Yo llevo casi cuarenta años haciendo teatro y trabajando como pedagogo en España, Suiza, Francia, América latina y otros países.
En vuestras creaciones confluyen desde clown o bufón, la experimentación física como lenguaje escénico, transitando los entresijos de la filosofía, el performance o el Fluxus ¿Cómo definiríais vuestro trabajo en el marco del arte contemporáneo?
En nuestro hacer navegamos entre el teatro y la performance. Entre espacios que van desde teatros, a centros de arte o otros más indeterminados. Creo que lo que hacemos es arte vivo contemporáneo en el sentido en el que siempre buscamos cual es la relación entre lo que hacemos y el mundo en el que vivimos, pero, como decía antes, no solamente en los contenidos o la forma de la obra artística, sino también en cómo se organiza el trabajo, el contexto en el que se construye la obra. Cómo es ese quehacer, y como se corresponde con la sociedad y con el tiempo en el que vivimos.
En los años noventa, Óscar Gómez Mata inicia su andadura de la mano de la compañía Legaleón, más tarde parte de España, del País Vasco, y afinca su trabajo en Ginebra, Suiza donde funda L’ Alakran, y a partir de ahí adquiere un importante reconocimiento internacional. ¿Qué balance hace Óscar Gómez Mata de estos casi 30 años sobre los escenarios? y ¿Cómo es su relación con Juan Loriente a la hora de llevar a cabo un nuevo proyecto?
El balance personal es positivo ya que me considero muy afortunado por poder hacer lo que hago todos los días. Trabajar con Juan también es una suerte, porque es un profesional enorme, y un amigo queridísimo. El encuentro entre los dos ha sido un acontecimiento radicalmente feliz. Nos complementamos y nos apoyamos y como decimos en escena “somos dos y somos el mismo”. Hay muchas cosas que no entendemos en lo que nos sucede, pero quizás en otra vida vivimos algo muy fuerte juntos.
¿Qué papel debería jugar el teatro contemporáneo a la hora de cambiar conciencias? y ¿Entiende el arte de ideologías o de colores políticos?
El arte sirve para hacernos ver, sentir, ser más críticas y críticos con nuestras vidas. Me gusta decir que lo que vivimos en una obra es un ejercicio para la vida. Lo más importante no es el arte sino nuestras vidas. El arte sirve a ejercitarnos para decidir qué posición tomamos en sociedad. En ese sentido todo lo que hacemos es político, independientemente de la ideología que llevemos. No podemos sustraernos a nuestra función política, aunque sea por defecto. El arte siempre es político.
¿Cómo valoráis el panorama del arte contemporáneo de la España de nuestros días?
Creo que el arte español ha sido históricamente, siempre, inquieto, curioso, y portador de horizontes abiertos. Estaría bien que las instituciones respondiesen a la altura de lo que los artistas plantean. Me parece que el problema español es estructural. Todo esto lo digo desde la distancia, hace años que no vivo en España, aunque intento seguir lo que pasa de cerca.
En los próximos viernes 1 y sábado 2 de marzo vuestro proyecto Inactuales tendrá una presentación estelar en Conde Duque, ¿Cómo fue el proceso de creación de dicha obra? y ¿Qué debe debería esperar el público ante su visionado?
La obra es una continuación del trabajo entre Juan Loriente y yo mismo. Es una obra que alterna el humor y la reflexión poética y filosófica. Con respecto a lo que la gente puede esperar te cito un texto de nuestro dosier que creo que habla bien de lo que se pretende: En este período de distopía y de colapso sistémico, de déficit en cuanto al reconocimiento del ser humano como individuo creativo, queremos proponer una experiencia del alma, una manera de renacer, una forma de hacer volver al mundo intuiciones sensibles e hipersensibles que muchas veces se sitúan más allá de la razón o del pensamiento cartesiano, que colocan nuestros pasos en la inocencia.
Estamos inmersos en un mundo convulso lleno de contradicciones viscerales donde se premia la competencia voraz y se anhela una mayor empatía por el ser humano, ¿Qué consejos daríais a las nuevas generaciones de artistas que intentan abrirse paso en el complejo ámbito del arte contemporáneo?
Ser coherentes consigo mismos/as. Dar sentido a lo que hacen y evitar justificar la obra propia. Es lo peor que le puede pasar a un artista, deber justificarse.
¿Cómo se filtra el humor, la verdad escénica y la voluntad creativa en vuestros proyectos?
El humor lo utilizamos como un vector de conocimiento. Me explico: la risa abre vías físicas para sentir, ver y oír de otra forma. La verdad escénica siempre es doble desde el punto de vista del emisor (siempre es verdad y siempre es mentira), y múltiple desde el punto de vista del receptor. No existe, afortunadamente, una sola verdad. La vida es un punto de vista.
¿Qué significa para L´Alakran el éxito?
EL éxito (en el que caso de que exista) nos permite seguir trabajando.
¿Cuáles son vuestros nuevos proyectos para el 2024?
Con la compañía producimos y estrenamos dos obras de creadoras y creadores muy jóvenes, y que forman parte de un programa de trabajo enfocado en la transmisión de saberes y que hemos llamado ParMobil. Son obras que no llevan mi firma, y para nosotres supone comprometernos y confiar en una generación joven que es la que va a construir el futuro. Es un programa que forma parte de la concertación trienal que la compañía tiene con diversas instituciones. En abril crearemos “´À l’affut” de Juliette Verneray y en octubre “Hautes Zerbes” de Georgia Rushton y Jérémie Nicolet. Personalmente yo estoy empezando a escribir una obra para niños que se estrenará en mayo del 2025.
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