Como impulsor de El circo de Lady Cirka, ha puesto Malasaña patas arriba y sold out en la Sala Maravillas cada vez que se presenta. Mientras estudiaba la carrera descubre, cuando conoce a la que sería su madre drag, que la familia es algo más que un vínculo de sangre. Con cinco años veía transformistas en televisión y ya sentía interés. Siempre le gustó la estética andrógina y es en la universidad cuando empieza a salir el animal escénico que lleva dentro. Un amigo le enseñó una foto de una drag barbuda y se dijo: “Yo también puedo ser drag”. Así nace Madamme E.
Los personajes de la pitonisa, la dueña del cabaret o la madame del burdel son su inspiración y empieza a pinchar house y tribal house vestida de largo y con pelucones en fiestas y discotecas de su ciudad natal.

entrevista lady cirka.
-¿Cómo es tu relación con la peluca?
-La peluca es todo el glamour de ser drag queen y para mí es el pelo que no tengo. Justo esta temporada hago un espectáculo burlesque de mujer, pero con mi pelo, o sea, sin pelo —lanza al aire una tierna y cómplice carcajada—.
-¿Qué es El circo de Cirka?
-Es el embrión de algo grande. Voy a llevarlo a todas las ciudades. La pandemia me dejó sin casa, pero me hizo creer y aferrarme a lo único que tenía: el burlesque y el cabaret.
-¿Qué es Madrid para ti?
-Felicidad y tristeza. Es una serpiente que te encanta y te atrapa: cuando pica su veneno es mortal.

-Cuando te preguntan de dónde eres…
-Yo soy de Madrid. Nací en Brasil, pero soy de Madrid y desde aquí quiero llevar el burlesque al norte de Europa. Madrid me enseñó y me dio la posibilidad de ser. Se lo voy a devolver.
-Madrid es muy puta…
-Es una madame muy exigente.
-¿El burlesque es sensual o sexual?
-Es la mezcla de streptease y arte dramático. Lo bates en una coctelera, lo sirves en una copa, ponemos una aceituna y ya está. Yo soy un ejemplo: un hombre vestido de mujer, velludo, gordo, barbudo, sin mucho pelo en la cabeza; pero Lady Circa es una mujer marrana, de calle, de puticlub. En el burlesque caben todos los cuerpos, nace para burlarse de la sociedad.
-¿Cuál es el siguiente paso?
-Quiero ser el productor que no hay. Aparte de que el público disfrute, quiero que el artista lo pase bien. No es lo mismo un artista que sale al escenario feliz que otro que no.
-¿La cuarentena te afectó de manera especial?
-Fui expulsado de mi casa. Los artistas estamos en riesgo continuo. Los de cabaret, más.

-¿Cómo es tu relación con los hombres?
-¿La de Eiri o la de Lady Cirka? Ella es muy descarada y lo tiene muy fácil. Para Eiri es más complicado. Hay chicos que, cuando se enteran de que soy drag, me dejan de hablar y me bloquean. Es muy triste cuando eres maricón y sientes el odio del exterior, pero mucho más cuando ese odio viene de tu colectivo. Continuamente sufro por eso. Algunos amigos me dicen que diga que soy teleoperador.
-¿Cómo ha sido tu paso por la televisión?
-¿Te refieres al efecto Got Talent? —ríe de nuevo con una carcajada—. Después de salir en el programa, cinco chicos con los que hablaba y quedábamos para tener sexo me bloquearon. Las drag somos bonitas en el escenario y para pedirles copas; para tener una relación no. ¿Pero por qué tengo que mentir y decir que soy administrativo? ¿Tengo que volver ahora al armario de donde salí a los 12 años en una ciudad y una familia católica que no lo aceptaban? Yo tengo mi camino hecho; quizá otros no. Yo por un polvo no voy a volver atrás.

Lady Cirka, cada noche que sube a un escenario, lo hace feliz y baja mucho más feliz todavía. Sabe qué es, quién es, lo que le gusta hacer y, además, disfruta con ello. Bienvenidos al mundo de Cirka.
Por Javier Bellot.
Entrevista creada para Urban Beat @urbanbeatcontenidos
A través de la mirada de Daniel Acosta