GLITTER
Mucho se ha hablado de la belleza. Disney nos dejó claro que reside en el interior. Coco Chanel afirmaba que nace de la decisión de ser uno mismo. Muchos otros afirman que es algo subjetivo. Y si bien estoy de acuerdo con todas esas afirmaciones, pienso que el tema en cuestión tiene mucho más que ver con la armonía y conexión entre nosotros que con la propia individualidad.
La belleza toma forma cuando cualquier ser vivo la identifica, la aprecia y la sabe reconocer, en cualquiera de sus formas o maneras. ¿No sería entonces esa conexión la que crea la belleza, y no solo su propia existencia?
No hemos venido al mundo únicamente para ser admirados o conseguir alcanzar cánones de belleza casi imposibles, sino para ser conscientes de toda la belleza que hay a nuestro alrededor, identificarla y saber formar parte de ella. No como sujetos independientes, sino en armonía con todo aquello que nos rodea, que es igual de bello que nosotros tan solo por su singularidad.
La belleza está al servicio de aquellos que saben apreciarla, en las pequeñas cosas de la vida, en nuestra historia vital y en aquellos que nos rodean. Cuánto más la busquemos y la sepamos identificar, más formará parte de nosotros.
El contexto social y económico nos ha llevado a una labor de introspección que en gran medida ha alimentado los egos de la sociedad, dejando de lado la parte más importante de nuestra existencia: compartir y vivir en conexión con todo lo que nos rodea. Y es ahí donde reside la verdadera belleza del mundo.
El sector de la moda y la belleza parece haberse puesto las pilas en dicha cuestión, y siendo conscientes del impacto que tienen sus acciones en la concepción de la belleza por parte de la sociedad, se centran mucho más en conectar con el público y llevar nuestro estilo de vida a las tendencias y la pasarela, y no al revés.
Todo está conectado y por tanto todo es susceptible de ser juzgado en términos de belleza. La clave está en saber apreciarla en lo diferente y no encasillarla en determinadas reglas que hoy en día se encuentran desfasadas. Si nos dedicamos a alimentar esa curiosidad por lo bello, acabaremos viendo con otros ojos y escuchando con otros oídos, y solo entonces sabremos apreciar nuestra propia belleza y ser nosotros mismos, despertando el amor, la felicidad y las ganas de vivir rodeados de toda esa belleza que hemos aprendido a valorar sin prejuicios.
En el otro lado del ring se encuentra la exigencia, la carencia, y todos esos pesos pesados que se encargan de fulminar a la verdadera belleza. Conceptos alimentados por la soberbia, la avaricia, los cánones imposibles mostrados a veces en publicidad, la vida perfecta “posada” que se muestra en redes sociales y muchos más enemigos de lo bello a los que debemos ver con criterio y sentido común.
La imagen que acompaña mi reflexión es un estilo editorial que tuve la suerte de crear junto a dos bellos profesionales: el fotógrafo Isaac Doval, con un ojo y una sensibilidad excepcionales, y la modelo Lucía García, que me asombró no solo por su belleza sino por su gran dedicación y profesionalidad. El look representa esa visión que tenemos de lo bello centrando la atención en la mirada, está inspirado en principios del s. XX y el Burlesque, demostrando que en lo diferente también se encuentra lo bello.
Esta revista, en la que tengo el orgullo de colaborar desde hace años, se encarga precisamente de eso, de mostrar la cantidad de belleza que hay en el mundo desde muchas perspectivas diferentes. Gracias por dejarme formar parte de vuestra familia Beat.
Diego Vitaller – Muagami
Glitter
CRÉDITOS:
Beauty
Fotógrafo y Retocador Digital: Isaac Doval @isaacdoval
Modelo: Lucía García @luuciagarcia
MUAH: Diego Vitaller @muagami_beauty
Localización: Madrid